La valoración geriátrica integral (VGI) surge para dar respuesta a problemas y necesidades que no son diagnosticados en una anamnesis o exploración física de un anciano normal, si no que requiere de un plan individualizado, que prevenga posibles disfunciones y dependencias reversibles no reconocidas, terapéutico y rehabilitador para poder situar al paciente en el nivel médico y social más adecuado a sus necesidades y, por consiguiente, conseguir el mayor nivel de independencia y la mejor calidad de vida de la persona de tercera edad.
El paciente geriátrico, para que se pueda beneficiar de la VGI, tiene que tener más de 75 años y presentar algunas patologías relevantes, como pueden ser incapacitantes o mentales y/o problemas sociales.
Las valoraciones fundamentales de la VGI son: la clínica, la nutricional, la cognitiva, la efectiva, la funcional y la psicosocial.
- La valoración clínica:
Este tipo de valoración es el más complicado de cuantificar en base a que puede llegar a resultar difícil recoger información del paciente geriátrico debido a la presencia de déficit sensoriales, dificultad en la expresión o alteraciones cognitivas o de la compresión.
Hay que tener en cuenta que dependiendo del paciente enfermarán de maneras diferentes dependiendo de la existencia de patologías previas o no, por este motivo hay que hacer una buena anamnesis y exploración física.
En
la anamnesis debemos obtener información sobre patologías previas (si ha
sufrido o no infartos, caídas o depresión, si padece hipertensión,
estreñimiento o incontinencia, etc.), también es fundamental indagar sobre la
historia farmacológica del paciente y sus efectos secundarios o los hábitos
alimenticios.
Puede llegar a ser muy útil la ayuda de algún familiar que conviva con él para completar toda esta información porque al paciente se le pueden olvidar aspectos importantes.
En
la exploración física debemos detenernos más que si fuera un paciente normal.
En
primer lugar, realizaremos una exploración en los diferentes órganos y sistemas
del cuerpo: órganos de los sentidos, aparato cardiovascular, músculos y huesos,
piel y mucosas, gastrointestinal, genitourinario y neurológico. Esta
exploración debe seguir un orden topográfico y debemos detenernos es las
distintas patologías que se pueden dar en cada uno de ellos.
Posteriormente, revisaremos las constantes vitales, la frecuencia cardiaca, la respiratoria, la tensión y la temperatura.
- Valoración nutricional.
La nutrición que lleve el paciente es fundamental para la evolución de los distintos órganos y sistemas, por eso, debemos hacer hincapié en si el paciente sufre o no malnutrición o si no lleva una dieta adecuada.
- Valoración cognitiva.
La
función cognitiva es la capacidad de aprender y recordar información,
concentrarse, comunicarse, orientarse o resolver problemas.
El deterioro cognitivo en un anciano es, en general, muy alto y, por lo tanto, debemos presentar especial atención en las funciones cognitivas ya que muchas pueden pasar por alto si no empleamos especial atención y es conveniente asegurarnos con una evaluación neuropsicológica completa.
- Valoración efectiva.
La
valoración efectiva suele ser una de las que más pasa por alto a la hora de
evaluar al paciente geriátrico y, sin embargo, tiene muchas repercusiones en su
estado de salud.
La
depresión o ansiedad actúan negativamente sobre el proceso rehabilitador del
paciente y es de vital importancia poder detectar los síntomas con la mayor
brevedad posible para poder tratar la enfermedad de manera más individualizada.
Estas enfermedades se suelen diagnosticar en la entrevista y los síntomas más frecuentes son la irritabilidad, el deterioro de la capacidad funcional o humor triste.
- Valoración funcional:
La
funcionalidad en un anciano va dirigida a la capacidad de realizar su actividad
habitual de la manera más independiente posible en el medio que le rodea.
Debemos interrogar y evaluar esta capacidad en los pacientes que incluyen las
tareas que la persona debe realizar para su autocuidado, las actividades que
debe realizar interactuando con el medio para vivir de forma independiente y
las que permiten la colaboración del individuo en actividades sociales,
recreativas, trabajo, recreativas y de ocio.
Podemos afirmar que una disminución en la funcionalidad del paciente geriátrico, lleva a un aumento de la mortalidad y de consumo de recursos ya que la mayoría deben ser ingresados en residencias.
- Valoración psicosocial.
En
los pacientes geriátricos es muy importante el entorno familiar y de amistades
debido al apoyo que puede recibir de estos, las condiciones de vivienda, los
recursos económicos o las facilidades que tiene de recibir asistencia
sanitaria.
Todo esto le proporciona al paciente una sensación de seguridad y tranquilidad que debe ser evaluada por el especialista sanitario a la hora de tomar decisiones sobre su diagnóstico.
En
conclusión, debemos destacar el aumento de población que se ha dado en los
últimos años que requiere de estas técnicas. No podemos olvidar nunca el motivo
de consulta ni obviar la problemática del paciente para poder garantizarles una
atención lo más individualizada posible.
Que interesante!!!
ResponderEliminarMuy interesante!! Nuestros mayores requieren mucha atención, todo sea por su bien
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